por Sumeia Younes.-
¿Cuál es la situación de la mujer en la historia y diversos pueblos previo al advenimiento del Islam?
Podríamos comenzar a enumerar y analizar el trato que las diferentes naciones en la antigüedad tuvieron para con la mujer, como las civilizaciones de Roma, Grecia, Persia, la India, etc., pero para poder comprender lo que el Islam trajo para la mujer, no es necesario que deploremos su situación en el mundo en la era pre-islámica, ni siquiera en el mundo actual. Solo a modo de reseña, diré que:
Entre las escuelas y sabios de la antigüedad, había muchos que no consideraban a la mujer igual al hombre en cuanto a categoría humana. En la Antigua Grecia algunos creían que las mujeres eran más despreciables e inferiores que los animales, e incluso la consideraban progenie del demonio.
Son conocidas algunas expresiones de Sócrates, Pitágoras, Platón y Aristóteles respecto a la mujer.[i]
Confucio decía: “Tal es la estupidez del carácter de la mujer que en todas las cuestiones le incumbe desconfiar de sí misma y obedecer al marido”.
En ningún lugar la mujer tenía posición, personalidad, libertad, ni siquiera derecho a pedir justicia, a pesar de que eran esclavizadas, vendidas, torturadas, violadas, matadas -incluso a veces quemadas vivas junto al cadáver de su esposo cuando ella enviudaba, como sucedía en La India-. Y todas estas aberraciones eran cometidas o consentidas por sus propios familiares hombres.
Generalmente no se requería su consentimiento para celebrar su matrimonio, aunque su futuro esposo fuese un completo desconocido para ella. A las mujeres se les negaba el derecho al divorcio en tanto el hombre sí lo tenía, y él podía casarse con cuantas mujeres quisiese. No tenían derecho a instruirse, ni a recibir herencia. Durante los días de su período, la mujer era considerada impura y se alejaban de ella, apartándola de la vivienda.
La mayoría de las antiguas civilizaciones también creían que la adoración y las acciones virtuosas de la mujer no eran aceptadas por Dios. Es más, se ponía en tela de juicio su calidad de ser humano. Se dice que en la Edad Media los teólogos cristianos discutían si la mujer era un ser humano o no, si tenía alma o no.
Asimismo, la costumbre inglesa de venta de esposas era una de las formas de término de un matrimonio fracasado por acuerdo mutuo a finales del siglo XVII.
De este modo, la mujer era considerada un ser débil e inferior, a tal punto que incluso ella misma realmente creía que debía ser de esa manera. Así nacía y así moría. Las palabras mujer, debilidad e inferioridad eran sinónimos. En la cultura regional de las diferentes naciones, no encontraremos a ningún pueblo –ya sean los más atrasados o los más civilizados, y con todas las diferencias de idiomas- que no tengan proverbios o insinuaciones respecto a la debilidad e inferioridad de las mujeres. Lamentablemente, la misoginia a lo largo de las épocas ha sido alimentada incluso por personalidades célebres de la historia.
¿Cuál es la situación de la mujer en la Arabia pre-islámica?
La mujer en la península Arábiga, en el periodo pre-islámico (o Época de la Ignorancia), tenía una condición intermedia entre ser humano y animal. En cuanto a su situación en la familia y en la sociedad, no era muy diferente a la de sus congéneres de otras naciones, e incluso se podría decir que su situación era aún peor. Antes de la llegada del Islam, los árabes incrédulos eran a tal punto violentos y fanáticos en relación con las mujeres que si nacía una mujer en algunas tribus árabes la enterraban viva por miedo a la pobreza, la vergüenza y la deshonra. Esto nos lo relata el Corán:
وإِذَا بُشِّرَ أَحَدُهُم بِالاُنثَى ظَلَّ وَجْهُهُ مُسْوَدّاً وَهُوَ كَظِيمٌ * يَتَوَارَى مِنَ الْقَوْمِ مِن سُوءِ مَا بُشِّرَ بِهِ أَيُمْسِكُهُ عَلَى هُونٍ أَمْ يَدُسُّهُ فِي التُّرَابِ أَلاَ سَآءَ مَا يَحْكُمُونَ
«Cuando a alguno de ellos se le anuncia (el nacimiento de) una hija, su semblante se ensombrece y queda angustiado * Se oculta de su pueblo por la deshonra y vergüenza que le fue anunciada, preguntándose ¿la dejará vivir para deshonra suya o la enterrará viva…? ¡Qué mal juzgan!». (16: 58 y 59).
Y también:
وَإِذَا الْمَوْءُودَةُ سُئِلَتْ بِأَيِّ ذَنبٍ قُتِلَتْ
«Cuando la hija, sepultada viva, sea interrogada * ¿Por qué delito fue matada?». (81: 8 y 9)
Sin embargo al llegar el Islam a principios del siglo VII, éste creó una idea tal a favor de la mujer que desde el día en que el género humano puso sus pies por primera vez en este mundo, hasta ese día, no había habido tal pensamiento respecto a la mujer. El Islam presentó a la mujer tal como ella es y sobre los fundamentos para lo cual fue creada, y que lamentablemente las sociedades occidentales han pisoteado.
¿Qué derechos le otorga el Islam a las mujeres?
Tras divulgar el Monoteísmo y la fe en un Único Dios entre todos los estratos de la sociedad, lo primero que el Profeta del Islam (s.a.w.) hizo, fue anular todas las creencias e ideas erróneas que la gente tenía respecto a la mujer, y prohibir las conductas siniestras que tenían hacia ellas. Se prohibió totalmente enterrar a las niñas; tras estar acostumbrados a casarse con cuantas mujeres quisiesen y repudiarlas a voluntad sin compensación alguna, el Islam limitó el número de esposas a cuatro, permitiéndoseles solo con la condición de que pudieran mantenerlas y fueran justos con todas ellas, y en caso de divorcio, el hombre debía ahora compensarlas; la mujer obtuvo el derecho a heredar; se prohibió al hijo heredar a las esposas de su padre –práctica arraigada hasta entonces entre los árabes-; y al mismo tiempo se le otorga a ella el derecho a su completa independencia económica y a hacer sus propios negocios sin la intervención de su esposo -mientras que en occidente se les otorgó a partir del siglo XIX o XX, pero no con el fin de defender los derechos de las mujeres, sino para incentivarlas a trabajar como obreras en las fábricas y empresas a cambio de un salario menor que el de los hombres-. El Islam también le otorgó a la mujer el derecho a instruirse, e incluso el derecho a la libre expresión y a votar, a elegir a su esposo, a recibir una dote –que es un regalo para ella, y no para su padre o familia como erróneamente suponen en occidente-, e hizo de la convivencia matrimonial y del buen trato hacia la mujer uno de los más importantes deberes del esposo. Todos los derechos de la mujer referentes al matrimonio, divorcio, herencia, etc., están claramente estipulados en el Corán, junto a una larga lista de derechos de esta índole y temas relativos a su trato y libertad. Por supuesto, también se le han prescripto algunas obligaciones y responsabilidades al igual que se prescribieron también para los hombres.
La visión del Islam respecto a la mujer se puede considerar una visión progresista y al mismo tiempo equilibrada. El Islam, al igual que al hombre, considera a la mujer un ser humano que posee las tres importantes particularidades humanas: el libre albedrío, la capacidad de asumir responsabilidades, y la facultad de superarse y perfeccionarse.
¿Qué tipo de responsabilidades tiene la mujer en la familia y la sociedad? ¿Son iguales que las del hombre?
Según el Sagrado Corán, no hay diferencias entre la mujer y el hombre en cuanto a que ambos son responsables de dirigir a la familia y la sociedad.
Primero: La mujer y el hombre, ambos son el principio de la procreación y supervivencia de la raza humana. Dice el Corán:
يا أَيُّهَا النَّاسُ إِنَّا خَلَقْناكُمْ مِنْ ذَكَرٍ وَ أُنْثى وَ جَعَلْناكُمْ شُعُوباً وَ قَبائِلَ لِتَعارَفُوا إِنَّ أَكْرَمَكُمْ عِنْدَ اللَّهِ أَتْقاكُمْ
«¡Oh humanos! Ciertamente que os creamos de un hombre y de una mujer y os dividimos en naciones y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios, el más noble de entre vosotros es el más timorato». (49:13)
Aquí la mujer y el hombre son considerados dos pilares importantes de la sociedad, y el parámetro de superioridad de cada uno, ya sea hombre o mujer, es el temor a Dios.
Segundo: El Islam considera que tanto la mujer como el hombre desempeñan un papel adecuado a cada uno en el surgimiento, edificación, conducción y reforma de la sociedad, de la cual se benefician si ésta es sana, y se perjudican si es corrupta, por lo que es responsabilidad de ambos la correcta conducción de la misma:
Dios Altísimo, en el Sagrado Corán dice:
وَ الْمُؤْمِنُونَ وَ الْمُؤْمِناتُ بَعْضُهُمْ أَوْلِياءُ بَعْضٍ يَأْمُرُونَ بِالْمَعْرُوفِ وَ يَنْهَوْنَ عَنِ الْمُنْكَرِ وَ يُقِيمُونَ الصَّلاةَ وَ يُؤْتُونَ الزَّكاةَ وَ يُطِيعُونَ اللَّهَ وَ رَسُولَهُ …
«Los creyentes y las creyentes son protectores unos de otros. Recomiendan el bien y prohíben lo que está mal. Observan la oración, pagan el zakat y obedecen a Dios y a Su Mensajero…». (9: 71)
En Palabras de Dios, las mujeres, al igual que los hombres, tienen la gran responsabilidad de proteger a la sociedad: deben encomendar el bien y prohibir lo ilícito, oponerse a la trasgresión y la opresión, defender los derechos de los oprimidos, ayudar a los necesitados, luchar en contra de la corrupción moral y social, educar correctamente a niños y jóvenes, incrementar el nivel de conocimiento de los individuos de la sociedad, proteger y difundir la religión, fortificar y consolidar el gobierno justo islámico, defender los valores islámicos, ayudar al poder económico de la familia y del país, además de otras obligaciones en común.
Por lo tanto, en todos los ámbitos donde los hombres intervienen, las mujeres también deben intervenir, excepto en algunos casos excepcionales, como lo son el estar presentes en el campo de batalla lo cual no es responsabilidad de la mujer, aunque no por eso se le prohíbe recibir entrenamiento militar para casos en que se vea obligada a la defensa de su nación, ya sea en el frente de guerra o en la atención de los combatientes heridos. Y esto es en realidad considerado un deber para el hombre debido a sus capacidades físicas, y no un privilegio.
Tercero: Otra de las responsabilidades que tienen tanto la mujer como el hombre es la de obtener conocimiento. Hace 14 siglos el Islam hizo gran énfasis en la obtención de la ciencia por parte del musulmán (sea hombre o mujer). El Noble Profeta (s.a.w.) dijo: “Quien procura el conocimiento es como el que ayuna en el día y se mantiene erguido durante la noche (rezando); ciertamente que un área del conocimiento que la persona aprenda es mejor para ella que si tuviera (la montaña de) Abu Qubais en oro y lo gastara en el camino de Dios”. [Bihâr al-Anwâr, t.1, p. 184]. Esta declaración fue puesta en práctica por los musulmanes –tanto hombres como mujeres- a través de la historia, es por eso que vemos que en la época del oscurantismo para la sociedad occidental, el Islam atraviesa su época de oro, y aporta muchos descubrimientos científicos a Occidente.
La mujer musulmana tiene la responsabilidad de esforzarse por adquirir conocimiento para poder desempeñarse y tener una participación activa en todas las áreas que su sociedad necesite. En cambio, todavía en el siglo XVIII Jean Jacques Rousseau decía en su “Emilio” que “una mujer sabia es un castigo para su esposo, sus hijos, sus criados, y para todo el mundo”.
Hoy en el Irán islámico el 60% del alumnado en las universidades son mujeres.
Cuarto: Si la mujer comete algún delito u ofensa también es responsable, y su castigo es equivalente al de un hombre, en un caso semejante. Y si sufre daño o perjuicio, recibe las compensaciones debidas, igual que un hombre en su situación.
Hasta aquí hablé de algunas responsabilidades generales que incumben tanto el hombre como a la mujer. Ahora, hay otras responsabilidades que competen a cada uno en particular. Desde el punto de vista del Corán y el Islam, el objetivo de la creación del hombre y la mujer es la misma, esto es, la adoración de Dios y alcanzar la felicidad eterna. Por otra parte, es obvio que para lograr esto, necesitamos de medios y condiciones adecuadas, y Dios Altísimo ha dispuesto las condiciones –tanto en el aspecto existencial (takuînî) como legislativo (tashrî‘î)- para que la mujer y el hombre, cada uno conforme a sus capacidades, puedan seguir el camino que los llevará a la felicidad en este mundo y en el otro.
Pero, ¿el que haya una uniformidad de objetivo, necesariamente significa que debe haber una uniformidad en la marcha para llegar a ese objetivo? Consideremos un grupo o institución que se ha propuesto un objetivo común para todos sus miembros, para lo cual divide las actividades que cada miembro deberá realizar para alcanzar el mismo objetivo de acuerdo a las capacidades de cada uno. Por ejemplo, el Ministerio de Educación Superior tiene la responsabilidad de elevar el nivel académico de los alumnos de acuerdo a las necesidades de la sociedad. Para ello, cada alumno elige una carrera acorde a su propia inclinación y capacidad en vistas de alcanzar el objetivo. La diversidad de carreras en las universidades, y de libros y profesores, no significa que haya diversidad en el objetivo final.
La página de la existencia tampoco está exenta de esta pauta, y podemos observar la más bella armonía en el marco de la repartición de responsabilidades naturales. El que la mujer y el hombre sean idénticos en cuanto al objetivo final de la creación, no significa que las responsabilidades de cada uno deban también ser del todo idénticas. Es posible que cierta acción que lleva a la mujer hacia la perfección y la dispone en el camino de la felicidad, no sea precisamente la misma acción que llevará al hombre a la perfección.
Las diferencias en las responsabilidades y roles se deben a las diferencias en las características existenciales y a la imperiosidad de que haya una armonía en los asuntos sociales, y no debemos suponer que estas diferencias son un criterio para otorgar cierto valor a las personalidades de la mujer y del hombre.
Estos caminos han sido trazados de tal manera que finalmente conducen al bienestar general de la sociedad y a la perfección de cada uno de los individuos.
¿Qué ejemplos podría mencionar sobre la participación social de la mujer en épocas del Profeta?
En respuesta a la convocatoria del Profeta (s.a.w.) las mujeres desde el principio estuvieron presentes en forma responsable en todas las escenas sociales, políticas y religiosas del Islam.
Por ejemplo, las mujeres participaron en el gran movimiento social-político que fue el suceso de la Emigración, que se consideró un asunto vital para los musulmanes, y su emigración se dio en forma grupal junto a los hombres en forma igualitaria. En el Corán este suceso ha sido planteado como un fenómeno fundamental para el establecimiento de un gobierno islámico. Debido al gran valor que otorga el Corán a los que emigraron, los musulmanes que habían emigrado se enorgullecían y vanagloriaban de ser Emigrantes, y esto se dio en una época y sociedad en que las mujeres carecían de la mayoría de sus derechos y no se les permitía inmiscuirse en ninguna cuestión social. Tanto en la emigración secreta hacia Abisinia –por parte de un grupo de alrededor de 100 personas, de las cuales 20 eran mujeres-, como en la emigración a Medina, hubo mujeres.
Otro ejemplo es que las mujeres solían acompañar a los ejércitos musulmanes que entraban en guerra para atender a los heridos, preparar los suministros, servir a los combatientes, etc. Muchas veces incluso se entablaron en lucha para defender a sus hombres.
Además, las mujeres en la época del Profeta (s.a.w.) concurrían a las mezquitas; escuchaban los sermones del Mensajero del Islam (s.a.w.) y realizaban preguntas sobre religión. Inclusive hubo muchas mujeres transmisoras de hadices o narraciones, y muchos transmisores han relatado narraciones de éstas. Incluso es sorprendente saber que las mujeres transmisoras de hadices son consideradas todas confiables, a diferencia de los transmisores hombres, muchos de los cuales son catalogados de mentirosos o de inventar los hadices, por lo que los musulmanes no toman en cuenta los hadices narrados por determinado número de ellos.
Otro caso es el de la bai‘ah o juramento de fidelidad, que puede interpretarse como lo que hoy llamamos “voto”.
En la segunda bai‘ah que se dio en ‘Aqabah, antes de la Emigración a Medina, entre el Profeta y un reducido grupo de la gente de Iazrib -actual Medina-, estuvieron presentes al menos dos mujeres. En la bai‘ah general que se dio tras la Conquista de La Meca entre la gente de la Meca y el Profeta (s.a.w.), todos participaron. El Profeta, según se lo ordena el mismo Corán, aceptó la bai‘ah de las mujeres en forma independiente sobre unas bases y criterios. Dice el Corán:
يَآ أَيُّهَا النَّبِيُّ إِذَا جَآءَكَ الْمُؤْمِنَاتُ يُبَايِعْنَكَ عَلَى أَن لاَ يُشْرِكْنَ بِاللَّهِ شَيْئاً وَلاَ يَسْرِقْنَ وَلاَ يَزْنِينَ وَلاَ يَقْتُلْنَ أَوْلاَدَهُنَّ وَلاَ يَأْتِينَ بِبُهْتَانٍ يَفْتَرِينَهُ بَيْنَ أَيْدِيهِنَّ وَأَرْجُلِهِنَّ وَلاَ يَعْصِينَكَ فِي مَعْرُوفٍ فَبَايِعْهُنَّ وَاسْتَغْفِرْ لَهُنَّ الَّلهَ إِنَّ اللَّهَ غَفُورٌ رَّحِيمٌ
«¡Oh Profeta!, cuando las creyentes se presenten ante ti para darte la bai’ah en base a que no asociarán nada a Dios, ni robarán, ni matarán a sus hijos, ni se presentarán con calumnia que fraguaren intencionalmente, ni te desobedecerán en causa justa, entonces acepta su bai’ah e implora para ellas el perdón de Dios». (60: 12).
De esta manera, también familiariza a esta parte del cuerpo de la sociedad islámica con algunas de sus responsabilidades sociales.
¿Y cómo tomaba el Profeta la bai’ah de las mujeres?
Lo hacía por medio de la palabra, o bien, requería que le trajesen un recipiente con agua y primero él colocaba su mano dentro del agua y luego las mujeres hacían lo mismo, y de esta manera se concretaba el gran pacto entre la mujer como individuo y el Profeta (s.a.w.) como líder o gobernante de la nación islámica. Algunos dijeron que esta bai‘ah se realizaba posando la mano por sobre la ropa y vestimenta. Asimismo, se narró que en el día de Gadir las mujeres también dieron su bai‘ah al Imam ‘Alî (a.s.) a través de un recipiente con agua.
Sin embargo, vemos que en Occidente la mujer comienza a obtener el derecho al voto a partir de finales del siglo XIX y principios del XX.[ii]
Por supuesto, lamentablemente hoy las mujeres todavía no votan en países islámicos como Arabia Saudí, pero esto nada tiene que ver con el Islam sino con costumbres regionales, puesto que como dije anteriormente, el derecho al voto fue uno de los primeros derechos que obtuvo la mujer en el Islam.
¿Por qué aún hoy en algunos países islámicos la mujer no obtiene en forma completa los derechos que el Islam le otorgó?
Algunas de las razones pueden ser el desconocimiento de la mujer respecto a lo que dice realmente el Islam sobre sus derechos y responsabilidades; o la falta de autoestima, la comodidad y la negligencia de las mujeres, que no buscaron la manera de recuperar sus derechos y autonomía. Esto puede haber llevado a los hombres a no revisar las interpretaciones que ellos pudieran haber hecho en el pasado respecto a los derechos de la mujer, por lo que las han mantenido muy dependientes de ellos.
Las musulmanas deben investigar lo que realmente dice el Corán y los hadices confiables respecto a ellas, y luchar por recuperar sus derechos y lograr cierta independencia, por supuesto, manteniéndose siempre dentro de los límites morales que establece la religión.
Entonces, el Islam desde sus inicios reconoce a la mujer como persona que goza de la misma libertad que el hombre, y ha suscitado progresos radicales y sin parangón en la historia respecto a la condición de la mujer…
El Islam otorgó a la mujer musulmana derechos que las occidentales tardaron siglos en conseguir. Para llegar a lo que hoy es, la mujer en el mundo luchó duramente durante siglos, y lo que consiguió lo logró a costa de muchos sacrificios, y aún hoy no ha adquirido lo que ha preceptuado el Islam para la mujer musulmana hace 14 siglos por decreto divino.
Mitos sobre la mujer
En el pasado en diferentes culturas y religiones se planteaba la idea de si la mujer era un ser humano o si tenía o no alma. ¿Qué dice el Islam al respecto? Es decir, ¿alguna vez se planteó entre los musulmanes la duda de si la mujer tenía alma o si incluso era un ser humano?
No fue el Islam el que introdujo la duda de si tiene o no alma la mujer. Y si no hubiera sido por el influjo de las culturas extranjeras en las comunidades islámicas, hoy no nos estaríamos planteando ni dando respuesta a ninguno de los mitos que existen sobre la mujer.
La mujer en el Islam siempre ocupó el elevado rango de “ser humano” y por tanto de “Jalifatul.lah” (o Califa de Dios en la Tierra). Todos los rastros de humanidad que se observan en el hombre se observan también en la mujer, y, entre la mujer y el hombre no existe ninguna diferencia en lo que concierne a su alma.
En algunos atributos o cualidades psicológicas y espirituales que son comunes entre sí, el hombre y la mujer obviamente son diferentes en cuanto a la intensidad de estas cualidades o atributos, pero el solo hecho de que exista, por así decirlo, esta “debilidad” en algunas cualidades de la mujer -por dar un ejemplo, su menor temeridad e intrepidez en comparación con los del hombre- no nos debe llevar a decir que la condición de ser humano en la mujer se ha anulado. Las mujeres, por otra parte, gozan de más intensidad en otras cualidades y en ella son más fuertes que en el hombre -por ejemplo la mujer tiene sentimientos más intensos, un corazón más bondadoso y pacífico que el hombre[iii]-, y Dios los creó de esta manera para que se complementen y enriquezcan mutualmente. Pero en cuanto a su humanidad y espiritualidad ninguno tiene privilegio por sobre el otro, y las diferencias físicas y fisiológicas, o las diferencias que puedan existir en cuanto a sus correspondientes responsabilidades sociales, jamás pueden ser una razón para que se ponga en tela de juicio su humanidad. En general, cualquier elogio y alabanza registrados en el Sagrado Corán y las narraciones respecto al ser humano, están dirigidos tanto a la mujer como al hombre.
¿Se puede decir que las mujeres y los hombres son iguales e idénticos en cuanto a su naturaleza y esencia?
El Islam no considera de dos tipos al ser humano desde el punto de vista de su esencia y naturaleza como para que luego hable de su igualdad. La realidad del ser humano es su espíritu, y el cuerpo es solo su instrumento, el cual a veces es masculino y otras femenino. La mujer fue creada de la misma esencia que el hombre y ambos son idénticos en cuanto a su realidad y naturaleza primigenia. El Corán es claro en esto:
يا ايها الناس اتقوا ربكم الذى خلقكم من نفس واحدة و خلق منها زوجها…
«¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor, que os creó de un solo ser (o “nafs”), del cual creó a su esposa y de ambos hizo descender a innumerables hombres y mujeres…» (4: 1)
¿Y en cuanto a sus derechos y responsabilidades? ¿Son idénticos?
Los derechos y las responsabilidades de la mujer son equivalentes a los del hombre, aunque no sean necesariamente iguales e idénticos a los de ellos. Equivalencia e igualdad en este caso son dos cosas diferentes porque el hombre y la mujer obviamente no son idénticos, pese a haber sido creados de la misma especie y dignidad humana.
Si partimos de la base de que según el Islam –y las religiones monoteístas- el sistema de la existencia, y la creación del ser humano y del cosmos se afianza en un programa que tiene un propósito, que el mundo fue creado por un Origen Sabio y se mueve hacia un objetivo sabio, ninguna criatura ha sido creada en vano o sin una razón.
Por lo tanto, la diversidad y diferencia no es una señal de que exista algún defecto en la naturaleza y la creación, sino que cada ser o cosa se dirige en dirección a los sabios propósitos de la creación. Las diferencias existenciales (takuini) son completamente naturales y no tienen un aspecto casual o excepcional. De este modo, las diferencias entre la mujer y el hombre también, tienen un propósito y una razón de ser. Y acorde a las diferencias entre la mujer y el hombre, se tienen expectativas particulares de cada uno de los dos géneros.
De esta manera, la igualdad o desigualdad de los seres, y la diferencia en las capacidades y potencialidades, todo ocupa su lugar particular en ese plan general. A partir de aquí queda claro el rol de la Legislación divina (la Sharî‘ah) que muestra el programa de la marcha del ser humano –del hombre y de la mujer- hacia el objetivo.
Debido a que en las escuelas materialistas el ser humano no es analizado en base al propósito final de la creación, es valorado solo en relación con los derechos materiales y a la posición social. Según esta visión, la diferencia en los roles, responsabilidades y ventajas legales se interpreta como una diferencia en la personalidad real y una desigualdad en el valor de la persona. A esto se debe que algunos suponen que debido a que en la legislación islámica, por dar un ejemplo, a la mujer le corresponde la mitad de herencia que al hombre, entonces el Islam oprime a la mujer, en tanto que este tipo de normas en el Islam no guardan ninguna relación con la personalidad o valor de la mujer y el hombre, sino que toman en cuenta los deberes y responsabilidades sociales y familiares de cada uno, los cuales obviamente a veces difieren al ser distintas sus cualidades físicas y psicológicas.
El Islam ha otorgado a la mujer derechos y privilegios, que no se le han otorgado hasta hoy en otros sistemas religiosos o constitucionales. Así se comprende cuando se estudia el tema en su totalidad, y no en parte.
Las mujeres han sido creadas en forma semejante, no idénticas a los hombres. Pero no por eso debemos pensar que la mujer sea inferior al hombre. No hay fundamento para suponer que ella sea menos importante que el hombre solo porque sus derechos y responsabilidades no sean idénticos a los suyos. Si su condición hubiera sido idéntica, ella habría sido simplemente una copia de él, y entonces habríamos tenido otro hombre, y las diferencias que existen entre ellos son las que hacen a la mujer, mujer y al hombre, hombre. El hecho de que el Islam otorgue derechos equivalentes -pero no idénticos-, indica que presta a la mujer la debida consideración, le reconoce y le otorga personalidad independiente.
¿La mujer fue creada de la costilla de Adán?
En el Corán no hay ninguna mención ni nada que diga que la mujer fue creada de una sustancia inferior o peor que la del hombre, o de la costilla izquierda de Adán.
En varias aleyas el Corán explícitamente Dios dice que Eva fue creada de la misma especie que fue creado Adán. Primero, refiriéndose a la creación de Eva de la misma especie de Adán (a.s.) dice:
يا ايها الناس اتقوا ربكم الذى خلقكم من نفس واحدة و خلق منها زوجها…
«¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor, que os creó de un mismo ser (o “nafs”), de cuya especie creó a su pareja…» (4: 1)
O sea, de su “ser”, esencia, especie o naturaleza. No dice que de una parte de él.
Luego al hablar de la creación del resto de los seres humanos, en otras aleyas, dirigiéndose tanto al hombre como a la mujer, dice que Dios creó para los seres humanos “parejas” de su misma especie. Por ejemplo:
وَمِنْ ءَايَاتِهِ أَنْ خَلَقَ لَكُم مِنْ أَنفُسِكُمْ أَزْوَاجاً لِّتَسْكُنُوا إِلَيْهَا
«Y entre Sus signos está el de haberos creado parejas de vuestra misma especie, para que os sirvan de quietud». (30: 21)
Por lo tanto, en el Corán no hay una teoría despectiva en cuanto a la creación de la mujer.
Cierta vez, uno de los compañeros del Imam As–Sâdiq (a.s.) llamado Zurârah le comentó al Imam (a.s.) que algunos decían que Dios había creado a Eva de la costilla baja e izquierda de Adán, y el Imam le respondió: “Dios está exento y es Superior a esto que se le atribuye. Quien dice eso imagina que Dios no tenía el suficiente poder para crear una esposa para Adán excepto utilizando una de sus costillas”.[iv]
El gran sabio, ‘Al·lâmah Al-Maylesî, dijo: “Lo conocido entre los historiadores y exegetas de Ahl as-Sunnah es que Eva fue creada de la costilla de Adán y de algunos hadices podría deducirse eso mismo, pero este Hadîz (o sea el del Imam As–Sâdiq) y otros hadices rechazan este asunto”.[v] Es de hacer notar que después del fallecimiento del Gran Profeta del Islam (s.a.w.) muchos conversos que antes practicaban el judaísmo, el cristianismo u otra ideología, transmitían relatos de los libros sagrados alterados que conocían y los difundían entre los musulmanes en forma de hadices que atribuían al Profeta (s.a.w.). Los Imames de Ahl-ul Bait (a.s.) denunciaban tales narraciones que no tienen bases islámicas, y al ser la mayoría historias de los judíos, esos relatos infiltrados se llamaron isrâ’iliât.[vi]
Otra de las teorías insultantes y despreciativas que existían en el pasado y que dejaron huellas hasta el presente, es que la mujer es un elemento de pecado, y fuente de todo mal y tentación. Que cuando Adán fue engañado por Satanás y luego expulsado del Paraíso del Edén, todo sucedió a través de Eva. Ella fue tentada primero por Satanás, y Adán por Eva. ¿Qué dice el Islam al respecto? ¿Fue Eva la que tentó a Adán? ¿Es la responsable del pecado original?
En primer lugar, el Corán enfatiza que la existencia de la mujer para el hombre es un bien, y es causa de sosiego y tranquilidad para el corazón del hombre, y viceversa. Mencionamos antes que el Corán dice: «Y entre Sus signos está el de haberos creado parejas de vuestra misma especie, para que os sirvan de sosiego». (30: 21)
Si comparamos estas palabras del Corán con otras mencionadas al respecto en la Torá por ejemplo, sobre que “la mujer es más amarga que la muerte” (Eclesiastés 7:26), queda clara la elevada posición de la que goza la mujer en el Islam en comparación con otras culturas y religiones.
Por otra parte, el Corán narra la historia del Paraíso del Edén pero nunca dice que Satanás o la serpiente engañaron primero a Eva y que Eva luego tentó a Adán. El Corán ni presenta a Eva como la responsable original y principal, ni tampoco la exonera. Cuando se refiere a la tentación de Satanás, el Corán menciona los pronombres en forma dual, dice:
فوسوس لهما الشيطان
«Pero el Demonio les insinuó a ambos el mal». (7: 20)
En la aleya siguiente dice:
«Y el Demonio les juró a ambos: ¡De veras, os aconsejo el bien!». (7: 21)
Por lo tanto, el Corán combate ese pensamiento que estaba difundido en esa época y que incluso continúa hasta nuestros días, y ha eximido al género femenino de esta acusación de que ella es un elemento de tentación y pecado.
El Corán deja muy claro que ambos fueron tentados, que los dos fueron pecadores, que Dios perdonó a ambos después de su arrepentimiento, y que Dios se dirigió a ellos conjuntamente:
وَنَادَاهُمَا رَبُّهُمَآ أَلَمْ أَنْهَكُمَا عَن تِلْكُمَا الشَّجَرَةِ وَأَقُل لَكُمَآ إِنَّ الشَّيْطَانَ لَكُمَا عَدُوٌّ مُبِينٌ
«Su Señor les llamó ¿No os había prohibido (a ambos) ese árbol, y dicho que el Demonio era para vosotros un enemigo declarado?». (7:22)
Adán y Eva cometieron el mismo error y si hemos de culpar a Eva debemos culpar también a Adán, en la misma medida.
Cabe aclarar además, que en el Islam la idea del pecado original no es correcta, y los descendientes de Adán no arrastran pecado alguno. Todos nacen con la naturaleza primigenia, pura y monoteísta. Dice el Sagrado Corán a este respecto:
فَأَقِمْ وَجْهَكَ لِلدِّينِ حَنِيفاً فِطْرَتَ اللَّهِ الَّتِي فَطَرَ النَّاسَ عَلَيْهَا
«Y dispón tu rostro hacia la religión como monoteísta, es la naturaleza de Dios sobre la cual creó a la gente». (30: 30)
El pecado cometido por Adán y Eva quedó zanjado con el castigo recibido, o sea, con su expulsión del Paraíso. En el Islam no se condena a la naturaleza humana per se. No podemos pagar por pecados u errores cometidos por otros:
وَلاَ تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ اُخْرَى
«Nadie cargará con culpa ajena». (17 : 15).
Esto subraya el tema de la responsabilidad individual, algo substancial en el Islam, puesto que en base a ello es que Dios castiga o recompensa.
Y por último, cabe acotar que en el Corán no se hace referencia a que el fruto haya sido una manzana. Simplemente dice “fruto” y en los hadices se menciona que puede haber sido trigo, uvas, u otros frutos.
Otra de las teorías despreciativas respecto a la mujer es que la mujer fue creada para el hombre y para servirlo a él…
El Corán no coloca al hombre como amo y señor de la mujer, a quien no le queda otra posibilidad que someterse a su dominio.
Si Dios hubiera creado a la mujer para el hombre imperiosamente en Sus preceptos y leyes hubiera expuesto esto, así como expuso claramente que la Tierra y los cielos, las nubes y los vientos, el sol y la luna, el mar y los ríos, el día y la noche, las plantas y los animales, todo eso fue creado para la especie humana; sin embargo no existe ni la mínima mención en el Corán o en los hadices de que la mujer haya sido creada para el hombre, sino que dice que cada uno, tanto el hombre como la mujer, fueron creados uno para el otro:
هن لباس لكم و انتم لباس لهن
«(Las mujeres) son vestiduras para vosotros y vosotros lo sois para ellas».
Como dije anteriormente, desde el punto de vista del Corán, el propósito de la creación tanto de la mujer como del hombre es adorar y aproximarse a Dios, y alcanzar la felicidad eterna. Cada uno ha sido creado para alcanzar su propia perfección, y no es así que el objetivo sea que el hombre logre su perfección y la mujer sea solo un instrumento para que el hombre logre dicha perfección. La creación de cada uno es original, y no es derivada del otro. Por supuesto, tampoco significa esto que cada uno de ellos pueda llegar a la perfección en forma independiente, sino que el hombre y la mujer desempeñan un rol influyente en la perfección del otro, y en realidad, se complementan.
Y si observamos que algunos hombres musulmanes tienen dominio sobre algunas cuestiones -lo que obviamente ocurre también entre los no musulmanes- esto no se debe a la capacidad en esencia del hombre y a la incapacidad en esencia de la mujer, sino que es resultado de la educación del entorno y la familia, las costumbres y tradiciones heredadas de cada lugar donde se encuentran insertos, etc. Y está en las mujeres sobreponerse a esto y abogar por sus derechos.
Otra de las teorías peyorativas que existen en relación con la mujer es en cuanto a sus capacidades espirituales. ¿Puede la mujer atravesar los diferentes niveles espirituales y divinos, y llegar a la posición de proximidad a Dios, de la misma manera que los hombres? ¿Qué dice el Islam al respecto?
El Corán nos da ejemplos de mujeres que alcanzaron un elevadísimo nivel de espiritualidad, como Asiah, la esposa del Faraón y María, la madre de Jesús –con ambos sea la paz-. En la historia del Islam también hay muchas mujeres encomiables, como Jadîyah y Zeinab (a.s.). Y ningún hombre –a excepción de su padre y esposo- equipara a Fátima (a.s.) en espiritualidad.
Según muchas aleyas del Corán, en su “marcha desde las criaturas al Creador” (as-seir min al jalq ilâl Haqq), las mujeres ante Dios cuentan con las mismas posibilidades que los hombres para alcanzar diferentes niveles espirituales, y la recompensa en el otro mundo y la proximidad a Él no tienen nada que ver con el sexo de la persona. Y el único criterio que este Libro presenta para considerar más virtuoso a un ser humano –ya sea éste hombre o mujer- es la fe en Dios y las buenas acciones, lo que lo llevará, como dice el Corán, a vivir una “vida excelente” (haiâtan taîiban) y por ende a la concreción de una sociedad vacía de pecado y auto-adoración, de opresión y arrogancia. En este criterio no hay diferencia entre el rico o el pobre, el adulto o el pequeño, el instruido o el analfabeto, ni entre el hombre o la mujer:
مَنْ عَمِلَ صالِحاً مِنْ ذَكَرٍ أَوْ أُنْثى وَ هُوَ مُؤْمِنٌ فَلَنُحْيِيَنَّهُ حَياةً طَيِّبَةً وَ لَنَجْزِيَنَّهُمْ أَجْرَهُمْ بِأَحْسَنِ ما كانُوا يَعْمَلُونَ
«A quien practique el bien, sea hombre o mujer, y es creyente, le haremos, ciertamente, que viva una vida excelente y le retribuiremos con algo superior a lo que hayan hecho». (16: 97)
El Sagrado Corán considera que la fe en Dios, la purificación del alma de todo lo malo, y la realización de buenos actos, son el único medio para alcanzar la felicidad. En este asunto no hizo diferencia entre mujer y hombre, sino que a los dos los consideró aptos para prosperar, obtener la perfección espiritual y aproximarse a Dios.
El Sagrado Corán ha elogiado en la misma forma a mujeres y hombres buenos, y dice:
إِنَّ الْمُسْلِمِينَ وَ الْمُسْلِماتِ وَ الْمُؤْمِنِينَ وَ الْمُؤْمِناتِ وَ الْقانِتِينَ وَ الْقانِتاتِ وَ الصَّادِقِينَ وَ الصَّادِقاتِ وَ الصَّابِرِينَ وَ الصَّابِراتِ وَ الْخاشِعِينَ وَ الْخاشِعاتِ وَ الْمُتَصَدِّقِينَ وَ الْمُتَصَدِّقاتِ وَ الصَّائِمِينَ وَ الصَّائِماتِ وَ الْحافِظِينَ فُرُوجَهُمْ وَ الْحافِظاتِ وَ الذَّاكِرِينَ اللَّهَ كَثِيراً وَ الذَّاكِراتِ
«Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan, los castos y las castas, los que y las que recuerdan mucho a Dios». (33:35)
La única diferencia que el Islam y todas las religiones monoteístas considera es en cuanto a “la marcha desde el Creador hacia las criaturas” (as-seir min al Haqq ilâl jalq), es decir, en el hecho de soportar el peso de la Profecía, o sea, la responsabilidad de recibir el Mensaje de parte de Dios y propagarlo entre la gente, para lo cual considera al hombre más adecuado para esto que a la mujer por cuanto hacer llegar el Mensaje Divino a la humanidad implica un esfuerzo formidable por parte del profeta.
De todo lo que mencionamos se desprende que el Islam nunca expuso teorías despectivas en relación con las mujeres y en el Corán no existe aleya que censure a la mujer por ser mujer.
Narró Mûsâ Ibn Ya‘far (a.s.), de sus padres (a.s.), que dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.):
“Cuando se incrementa la fe del siervo, se incrementa su estima hacia las mujeres”. Bihâr Al-Anwâr; t.103, p.228.
[i] “La mujer es un hombre inferior”. Aristóteles “Poética” (323 a. de C.).
“De aquellos que nacieron como hombres, todos los que fueron cobardes y malvados fueron transformados, en su segundo nacimiento, en mujeres”. Platón “Timeo” (ca. 360 a. de C.).
“De la noble naturaleza humana, el sexo superior es el que a partir de hoy debería llamarse hombre”. Platón “Timeo”.
“Existe un principio bueno que creó el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que creó el caos, la oscuridad y la mujer” Pitágoras (Siglo VI. a. de C.).
“Temed el amor de la mujer más que el odio del hombre”. Sócrates
[ii] “Hoy nos asombra recordar que las mujeres sólo llevan 75 años votando en España, es decir, participando como ciudadanas. Es interesante situar la evolución del reconocimiento legal de este derecho en el ámbito internacional. El primer país del mundo que reconoció el derecho al voto de las mujeres fue Nueva Zelanda en el año 1893, después Australia en 1902. Los primeros países europeos son los nórdicos, a principios de siglo. Inglaterra fue un poco más tardía, en 1928. En Estados Unidos, aunque ya en 1869 se reconocía en el Estado de Wyoming, hubo que esperar a 1920 para que la 19ª Enmienda de su Constitución reconociera el derecho a votar sin limitación por razón de sexo. Francia, hasta 1944 no reconoce el derecho de las mujeres a votar. Es increíble que el país de la Revolución Francesa, de la libertad, la igualdad y la fraternidad, no extendiera el sufragio universal a las mujeres hasta hace 62 años, y aún es más sorprendente el caso de Suiza, que no ha reconocido el derecho al sufragio femenino hasta 1971”. Juan José Güemes Barrios, consejero de Empleo y Mujer de la Comunidad de Madrid (ABC, 08/10/06).
[iii] Cuando hablamos de las diferencias naturales en cuanto a la intensidad de ciertos atributos o cualidades que comparten el hombre y la mujer, nos referimos a cualidades que han sido dispuestas en esencia en la mujer o en el hombre, y que la mayoría de los individuos de cada género posee. Por lo tanto, el que existan individuos excepcionales que no tengan los atributos propios de su género, no hará mella en el hecho de que dichos atributos son propios de tal o cual género.
[iv] Man lâ iahduruh al-Faqîh, t. 3, pp. 379-380; ‘Ilal ash-Sharâie‘, t. 1, cap. 17.
[v] Bihâr al-Anwâr, t.11, p.220.
[vi] A comienzos del Islam un grupo de estas personas conversas, como Ka‘b Al-Ajbâr y Tamîm Ad-Dârî, transmitieron narraciones e historias que se asemejaban a los textos sagrados de los judíos y cristianos pero que no armonizaban con los contenidos coránicos y las narraciones correctas o sahîh. Por supuesto, por el solo hecho de que un hadîz coincida con los Libros sagrados de los judíos o cristianos, no necesariamente deberá ser considerado de entre las isrâ’iliât, puesto que ciertos contenidos del Corán están en conformidad con algunos de la Torá –por ejemplo con la ley del Talión-. En cualquier caso, se analiza su correspondencia o no con el Corán, el sanad o cadena de transmisión, su dalâlah o sentido expresivo, etc.