Religión y política

Por Muhammad Ÿawâd Nuruzi.-
Traducción del persa: Sumeia Younes.-

Si bien la cuestión del vínculo entre la religión y la política tiene raíces en los temas teológicos, sin embargo es su relación con la filosofía de la política y su rol en la perspectiva política, lo que llevó a que se planteara el tema en este escrito.

Desde comienzos del Islam hasta hoy en día, la creencia de los musulmanes fue y es que el Islam garantiza la felicidad del ser humano en este mundo y el Más Allá, y debido a que goza de universalidad y perpetuidad, podrá responder a todas las necesidades de la sociedad.

El acaecimiento de la Revolución Islámica también nos indica la paridad y profundo vínculo que la religión y la política tuvieron y tienen en las creencias y doctrinas de los musulmanes de Irán. Pero la realidad es que a veces algunas cuestiones, a pesar de ser obvias, con el paso del tiempo y debido a las inculcaciones y cuestionamientos tendenciosos planteados por los enemigos internos y externos, necesitan de una reflexión y de una discusión teórica. Hoy en día, uno de los temas fundamentales que los centros propagandísticos de occidente y sus acólitos plantean es respecto a la forma en que se da el vínculo entre la religión y la política. Debido a ello, con el fin de dilucidar las dimensiones de esta cuestión, nos abocaremos al análisis de las siguientes preguntas:

– ¿Cuál es el significado de “religión”?

– ¿Hasta dónde llega la jurisdicción de la religión? Y ¿acaso abarca las cuestiones de este mundo, especialmente las cuestiones relacionadas a los asuntos sociales y políticos?

– En caso de ser afirmativa la respuesta de la pregunta anterior, ¿cuáles son las diversas dimensiones de la religión que indican tal amalgama de la religión con la política en el Islam?

El significado de “religión”

Dilucidar la relación que existe entre la religión y la política está vinculado al hecho de comprender el significado de “religión” y “política”. La necesidad de presentar una definición de “religión” se debe a que hoy se plantean diversas ideologías bajo el nombre de religión, aún cuando en algunas de ellas ni siquiera se hace mención de la creencia en Dios, de la Revelación y de la Profecía; y por otra parte, el más importante indicador de las religiones abrahámicas, es la creencia en Dios, en la Profecía y en la Resurrección, y si añadimos las religiones naturales e inventadas a lo que mencionamos, se incrementan los lados de la cuestión.

Aún cuando se expusieron diversas definiciones para “religión”, sin embargo pareciera ser que para presentar una definición sólida, debemos referirnos a las fuentes religiosas y ver qué criterios ha explicado el Islam para la religión. En forma general se puede decir que: “La religión es el conjunto de nociones que fue revelado por Dios para guiar al ser humano y está conformado por las creencias, la moral y las normas individuales y sociales”.

De lo que dijimos se deduce que:

  1. La relación entre la religión y la política depende de la definición que nosotros damos de religión y política. Algunos se esfuerzan por presentar una definición de religión que coincida con lo que ellos esperan de la religión.

Algunos sociólogos, marxistas, invocadores de un cristianismo contemporáneo y una islamología al estilo americano,[1] sobre la base de su particular opinión, resumen a la religión solamente en el vínculo individual con Dios, la cual no tiene relación con la política. Por otra parte, la religión en su sentido correcto, es, decir, inferida de las fuentes islámicas, no tiene relación con la política intrigante que tiene sus raíces en el pensamiento maquiavélico y en la moderna cultura occidental. En cambio, la política y la religión en el sentido que se desprende de las fuentes islámicas, concuerdan una con la otra.

  1. Comparar la definición de religión y política nos indica que la política se dispone en el área de la religión. La religión tiene una amplia jurisdicción que abarca a la política con el significado de administración de la sociedad sobre la base de la felicidad material y espiritual. Es por ello que los administradores de la sociedad, cada uno según su área de gestión, deben familiarizarse con los valores y normas de la religión.

La jurisdicción de la religión

El análisis del vínculo entre la religión y la política depende de la determinación de la jurisdicción de la religión y de entender los propósitos de la misma. Algunos consideran que reconocer la jurisdicción de la religión depende de lo que se espera de la religión, y otros conciben lo extensivo de la religión por medio de referirse a la Revelación y a la Tradición profética.

Lo que se espera de la religión

¿Qué expectativas tiene la humanidad de la religión? Ésta es una pregunta que un grupo dispone como base de su análisis y evaluación para conocer la jurisdicción de la religión, y si es que acaso la religión busca asegurar la felicidad en el mundo y en el Más Allá o si solo tiene en cuenta el otro mundo. La definición que estas personas presentan de la religión se basa en su propia expectativa de la religión. En consecuencia ellos definen a la religión y a su jurisdicción de una manera que no se vean en aprietos y puedan obtener el resultado que deseen. Desde el punto de vista de este grupo, la religión busca organizar la relación espiritual del hombre con Dios y tiene una jurisdicción “mínima”. La religión restringida a una mínima expresión considera al Mensaje de los profetas limitado al otro mundo y desvinculado de este mundo, y ha delegado la organización de las relaciones sociales de los seres humanos a ellos mismos.

Plantear la cuestión de lo que se espera de la religión, que sugiere una mirada extra-religiosa a la religión, es una visión mecánica, cosificada y antropocéntrica de la religión. En esta perspectiva, el hombre asume el lugar de Dios y bosqueja un perfil antropomorfo de Dios, y se lo analiza y evalúa sobre la base de los deseos y demandas del ego. En esta perspectiva, en lugar de los temas que en el pasado se planteaban respecto al vínculo entre el ser humano -como siervo- y Dios -como Creador-, son otros los asuntos que se disponen a la orden del día. En lugar de que Dios le diga al hombre cómo debe ser, está en búsqueda de qué vínculo puede tener con Dios a fin de obtener de Él sus requerimientos.

Por lo tanto, ya la perspectiva de los que creen en la religión ha quedado atrás y se mira a ésta como un asunto que solamente satisface una de las necesidades humanas. El planteamiento de esta cuestión en el mundo del Islam llevó a que algunos, por ignorancia o terquedad, analicen las cuestiones islámicas desde este punto de vista, sin tomar en cuenta que tal perspectiva se fundó sobre una idea que tiene una diferencia fundamental con los principios religiosos. En la cultura islámica, el Islam por sí mismo presenta el método y las herramientas de búsqueda en la religión. Emitir una opinión en el Islam requiere de cierta idoneidad y pericias especiales, sin las cuales los individuos no cuentan con la capacidad de interpretar la religión.

El mundo y el Más Allá, el propósito del envío de los profetas

Brindar luz sobre la relación entre este mundo y el otro en la misión de los profetas -la paz sea con ellos- será de valiosa ayuda para explicar la cuestión de la relación entre la religión y la política. Además, evaluar la orientación de la convocatoria y los asuntos de la misión del Noble Profeta del Islam (s.a.w.) se considera la base del análisis de las cuestiones a las que hoy se denominan “nueva Teología”. La cuestión de “la ciencia y la religión”, “la religión y el desarrollo”, “la libertad”, “la religión y la democracia” y el establecimiento de un gobierno basado en la religión”, están afirmados en el hecho de aprender que el envío de los profetas está orientado hacia la felicidad en este mundo y el otro.

El Imam Jomeini (r.a.) y los grandes sabios del Islam, tuvieron una visión integral basada en que la religión incluye los intereses de este mundo y el otro, y rechaza los enfoques extremistas por exceso o por defecto respecto a los mismos. En esta perspectiva, este mundo hace las veces de camino para llegar al otro mundo. Y no guarda una relación de horizontalidad con el Mas Allá de manera que pueda suponerse la existencia de una contradicción o dicotomía entre ambos, sino que los profetas dieron importancia tanto a los asuntos materiales como a los espirituales, siendo éstos separables. A esto se debe que el fallecido ‘Al·lâmah Tabâtabâ’î (r.a.) al definir al “profeta” hace referencia a la felicidad y conveniencia en este mundo y el otro.[2]

Si asumimos que el ser humano en la vida de este mundo en la que está de paso tiene cuatro clases de relaciones: consigo mismo, con Dios, con la naturaleza y con el resto de las personas, vemos que el Islam ha prestado atención a estas cuatro dimensiones y tiene instrucciones para cada una de ellas. No es así que la religión se resuma solamente a la relación del individuo con Dios,[3] sino que ha tomado en cuenta tanto la edificación tanto de este mundo como la del otro. Dijo el Imam Jomeini (r.a.) a este respecto:

“Una de las facetas del Islam es el gobierno; otra de sus facetas es el tema del gobierno y el tema de la política; otra de sus facetas es el tema de edificar al ser humano en lo que concierne a la espiritualidad lo cual tiene que ver con él mismo: qué creencias debes tener, qué moral debes practicar, qué pautas de conducta debes observar”.[4]

En la cultura islámica, el hecho de abocarse a corregir lo relacionado a este mundo se consideró una condición necesaria para corregir lo relacionado al otro mundo, siendo ambas cosas inseparables entre sí. Todos nuestros actos en el mundo pueden tener un tinte del otro mundo.

“El mundo es, un sembradío del Más Allá” y “Hoy hay acción, no cómputo, y mañana habrá cómputo, no acción”. Estas dos narraciones explican este mismo tema. Este mundo y el otro están vinculados entre sí y la conducta del ser humano en este mundo puede influir en su felicidad o desventura en el otro mundo. No son dos vidas independientes como para que tenga dos zonas de acción.

Eso que se dice sobre que el Islam goza de universalidad, significa que el Islam presta atención a las diferentes dimensiones de la vida del ser humano, y no ha omitido nada en aras de educarlo y guiarlo hacia la felicidad humana; y debido a que una de las dimensiones existenciales del ser humano es la vida material, el Islam le ha prestado atención a ello. Por supuesto, el hecho de abocarse a las cuestiones de carácter mundano no es algo particular del Islam, sino que incluso el Cristianismo lo hizo, y Jesús -la paz sea con él- desde el mismo comienzo se opuso a los opresores.[5] En conclusión, el significado de universalidad de la religión no es que en las fuentes islámicas se haya mencionado todo tipo de acciones y cosas que le atañen, sino que quiere decir que se han explicado enunciados y leyes generales de manera que aquellos que tienen la idoneidad, la especialidad y la capacidad de realizar iÿtihâd o deducción de los juicios en virtud de un elevado grado de conocimiento, serán capaces de extraer las normas en todas las épocas y lugares.

El Islam, el conocimiento y las humanidades

La visión prevaleciente de nuestra comunidad científica hasta hace dos siglos estaba inspirada en el Islam; pero el conocimiento que prevalece en nuestra comunidad científica de hoy en día está tomado de Occidente y es ajeno a la religión. Pero, la cuestión de cómo fue que se dio este proceso, y cuáles fueron las causas del estancamiento y declive del mundo del Islam, requiere de una discusión independiente que no entra en el tema que estamos tratando.

Sin duda, el factor más importante del estancamiento, fue el alejamiento y distanciamiento de las naciones islámicas del verdadero Islam. Si en la sociedad hubiera prevalecido la visión monoteísta, los musulmanes no habrían eludido la adquisición de conocimiento y sabiduría, y se hubiera cerrado el camino de la dominación extranjera en el ámbito de la ciencia, la cultura y otros aspectos. Actuar en base a aleyas como: «Dios jamás concederá supremacía a los incrédulos sobre los creyentes»,[6] que ponen de manifiesto la negación del dominio de los incrédulos por sobre los musulmanes, y la aleya: «Y la grandeza sólo pertenece a Dios, a su Mensajero y a los creyentes…»[7] que indica la grandeza y poder de los musulmanes, eran suficientes para no dejarse dominar ni humillar y para no estancarse. De hecho, su alejamiento de la cosmovisión islámica atrapó a las naciones islámicas en la trampa de las crisis espirituales, culturales y hegemónicas de los enemigos.

El área de incumbencia del conocimiento en las sociedades islámicas era amplia en el período del florecimiento de la civilización islámica. Los musulmanes tuvieron en sus manos el liderazgo científico del mundo por un período de seis siglos, y en ese período vivieron grandes sabios como Ÿâber ibn Haîiân, Al-Juârizmî, Ar-Râzî y Al-Bîrûnî. Poco a poco la jurisdicción del conocimiento en las sociedades islámicas quedó limitada, y en los dos últimos siglos, la dominación de Occidente sobre las sociedades islámicas llevó a que se propagara la cultura occidental en estas sociedades, lo que fue seguido por diversas crisis.

A) El Islam y el conocimiento: En la cosmovisión islámica, el conocimiento tiene una base metafísica, y siempre se considera a la actividad científica parte de la actividad religiosa, y a diferencia de las ciencias surgidas de Occidente, que son incompatibles con la religión y la espiritualidad, finalmente culminan en el Monoteísmo y la proximidad a Dios. El conocimiento -contrario a lo que se considera en el Occidente actual sobre que está restringido a lo empírico- tiene una vasta jurisdicción, incluyendo el conocimiento presencial, el revelado, el racional y el empírico. El conocimiento islámico es un conocimiento que está en conformidad con los principios, criterios y propósitos de la Revelación, y no necesariamente significa que sus pormenores estén detallados en los textos religiosos. Tal conocimiento procura un objetivo y no limita su campo de investigación al estrecho círculo de las cosas sensoriales, sino que tiene sus raíces en la metafísica, y debido que se encuentra bajo la verticalidad de la Revelación, nunca discuerda con la religión, así como la élite científica en el mundo del Islam, cada uno ha manifestado ser una página de los signos del cosmos y del universo interior del ser humano, siendo todos monoteístas y creyentes.

B) La religión, la política y las humanidades: La política se dispone en el marco de las humanidades, ciencias que se ocupan de dilucidar las dimensiones existenciales del ser humano e investigan cada uno de sus aspectos. El hecho de que no se conozcan las dimensiones existenciales del ser humano también llevó a que permanecieran complejas y desconocidas las ciencias relacionadas al mismo. Por otra parte, nuestra definición del ser humano y la explicación de su posición en la cadena del orden de la existencia influyen en nuestros juicios en las ciencias humanistas. En conclusión, cada una de las ciencias humanistas, entre las cuales se encuentra la política, busca descubrir una de las cuestiones que atañen al ser humano, y cuando el mismo ser humano está sujeto a imprecisión y ambigüedad, las ciencias humanistas también se ven afligidas por ello.

Sobre la base de la definición que el Islam presenta del ser humano, las humanidades encuentran una orientación islámica. Los logros de las ciencias humanistas, basados en la estrecha relación que tienen con el sistema de creencias y de valores, se diferencian de una sociedad a otra. En base a esto, en una sociedad cuyo soporte es el Islam, el politólogo del Islam es alguien que está familiarizado con las dimensiones existenciales del ser humano, especialmente con sus aspectos políticos-sociales, en base a la definición que el Islam hace del ser humano.

En conclusión, en toda sociedad la política y las ciencias humanistas deben armonizar con el sistema de valores de esa sociedad. Si las ciencias humanistas que están instituidas sobre la base de la visión empírica y de las filosofías materialistas, se propagan en una sociedad islámica y se disponen como base de acción, la sociedad se aleja de su camino e ideales: “La presura de su marcha no le incrementa sino la lejanía”. Al tomar como modelo a las ciencias naturales, las ciencias humanistas en Occidente han dispuesto al empirismo como criterio para investigar en las dimensiones existenciales del ser humano, en tanto que muchos de los comportamientos y dimensiones humanos no pueden ser observados en forma sensorial. Éste es uno de los problemas con lo que se enfrentan estas ciencias. Hoy somos testigos de que las ciencias humanistas con la orientación que tomaron de la nueva cultura occidental, se propagaron en los países islámicos, entre ellos nuestro país, y este asunto ocasionó una crisis de identidad y una dualidad cultural en estos países. Las ciencias humanistas apartadas de la Revelación no son capaces de guiar a la sociedad religiosa hacia la felicidad y la prosperidad, y a largo plazo arrastrarán a la sociedad hacia la debilidad y desmoronamiento de las creencias y valores.

C) La Universidad Islámica: La Universidad Islámica, basada en el armonioso sistema intelectual del Islam, es un asunto que se planteó en las últimas décadas. Con el triunfo de la Revolución Islámica, tras la transformación de la estructura política, se sintió la necesidad de una profunda transformación en el ámbito cultural, especialmente en las universidades. La cuestión de islamizar a las universidades es un tema que al explicarlo y elucidarlo tuvo sus defensores y opositores. El que se islamicen las universidades significa que la filosofía intelectual del Islam influya en los círculos científicos, que las ciencias humanistas se formulen sobre la base del Islam, y que el resultado de estudiar en las universidades sea la proximidad a Dios y adornarse con la espiritualidad. En conclusión, el palacio de las ciencias humanistas en las universidades se construya sobre la base de la definición que la religión hace del hombre.

El Imam Jomeini (r.a.) consideraba que la mayoría de los golpes que el cuerpo del Islam recibió fue en los cincuenta años del período pahleví por parte de las universidades no-islámicas, y estaba convencido de que si la universidad hubiera sido islámica el país nunca habría caído en el regazo de Occidente. La realidad es que en los países islámicos las universidades no se instituyeron sobre la base de la identidad cultural de esos países, sino que fue un modelo tomado de occidente, es decir, las universidades y muchas otras instituciones eran seculares, que se formaron en paralelo al rechazo al cristianismo con el objetivo de llenar el vacío originado del mismo. Lamentablemente en nuestro país también se imitó el mismo modelo.

Algunos suponen que el conocimiento está libre de valores y es neutral, siendo que la ciencia moderna está basada en preconceptos que en forma directa o indirecta traen aparejado el rechazo de la religión ¡e incluso invocan la divinidad del hombre! El proceso de secularización en algunos países islámicos se originó del hecho de aplicar programas de desarrollo y poner en práctica teorías basadas en las ciencias modernas. En los países occidentales estas teorías tuvieron como consecuencia problemas como el vacío espiritual, y en los países islámicos, además de ello, dejaron también otros tipos de problemas.

Mixtura de la religión y la política en el Islam

A) Cronología:

Teniendo en cuenta la jurisdicción del Islam, se puede señalar la paridad entre la religión y la política a lo largo de la historia del Islam. La conducta del Profeta del Islam (s.a.w.), de los Purificados Imames (a.s.), y además, los esfuerzos de los sabios religiosos en la Época de la Ocultación, son un testimonio manifiesto de esta estrecha relación:

1. Época en que el Profeta (s.a.w.) estaba presente: Reflexionando en la conducta del Noble Profeta del Islam (s.a.w.) queda claro que desde comienzos de su misión profética él (s.a.w.) prestó atención a la administración de la sociedad y a las cuestiones políticas. Si resumimos la cuestión fundamental de la política al gobierno y regencia de la sociedad, al darse las condiciones el Profeta (s.a.w.) conformó el gobierno. El que el Profeta (s.a.w.) haya conformado un gobierno se debió a que el gobierno forma parte de los asuntos de la misión del profeta. Hay muchas aleyas del Sagrado Corán que indican esto, como: «Ciertamente que te hemos revelado el Libro con la Verdad para que juzgues entre la gente»,[8] y «…Obedeced a Dios, obedeced al Mensajero, y a los dotados de autoridad entre vosotros».[9] La participación del Profeta y sus Compañeros en la guerra contra los incrédulos, la designación de gobernadores, el envío de emisarios a otros países en el año 7 de la bi‘zah y la designación de un sucesor, todo ello indica la administración de la sociedad sobre la base del propósito del envío del profeta y es una manifestación de la mixtura entre la religión y la política.

Si reflexionamos en la vida de los Purificados Imames (a.s.) también deduciremos que ellos consideraban como su derecho indisputable el liderazgo y potestad sobre la sociedad, y para hacer valer este derecho, tuvieron continuas luchas con los califas y gobernantes de turno. El martirio de los Purificados Imames (a.s.) también conforma un testimonio de este asunto. El Imam Jomeini (r.a.) dijo al respecto:

“Si somos seguidores de los Imames de la Guía, veamos qué hicieron ellos en vida, ¿permanecieron sentados explicando cuestiones de la ley religiosa? En caso de que se hayan limitado a responder esas cuestiones, entonces ¿qué hicieron para que esos opresores y tiranos los mataran, encarcelaran, desterraran y se los llevaran? Amîr al-Mu’minîn (‘Alî) también tuvo un gobierno”.[10]

2. La época de la Ocultación: El proceder de los musulmanes a lo largo de la historia del Islam hace referencia a la mixtura de la religión con la política. Tras el fallecimiento del Profeta (s.a.w.) la necesidad de la existencia de un político y líder entre los musulmanes se consideraba un asunto evidente: “Necesariamente la gente debe tener un emir, ya sea bueno o corrupto”, si bien en conformidad a las enseñanzas del Islam, la Shî‘ah no reconocía en forma oficial a los gobiernos reinantes y siempre estaba enfrentada a los mismos. En épocas de la Ocultación, los sabios religiosos consideraban ilegítimos a los gobiernos, y en base a la misión que recaía sobre ellos, los combatían cada vez que tenían la posibilidad de enfrentarse a los gobernantes. Los levantamientos y movimientos shiítas a lo largo de la historia son un testimonio claro que demuestran este asunto. Cuando eran minoría y no tenían la capacidad para una lucha manifiesta, continuaban la lucha contra los gobiernos en forma indirecta. Como sea que fuera, en épocas de la Ocultación, grandes sabios fueron martirizados al enfrentarse con los gobernantes. La clase religiosa shiíta está orgullosa de haber sido siempre, en el contexto de la historia del Islam, auxiliares de los desposeídos y oprimidos y una barrera para la transgresión de los monarcas.

En la historia contemporánea, que la opresión de los gobernantes encontró dimensiones más vastas con el incremento del imperialismo foráneo, las luchas de los musulmanes bajo el liderazgo de los sabios islámicos también se intensificaron y profundizaron. En este camino, grandes sabios como el Seîied Ÿamâl-ud Dîn Asad Âbâdî, Mîrzâ Shîrâzî, Sheij Fadlul·lâh Nûrî, el fallecido Mudarres y el Imam Jomeinî (r.a.) llevaron a cabo extensas luchas para liberar a la comunidad islámica de las ataduras del despotismo y del imperialismo y para hacer imperar los preceptos del Islam.

De lo que dijimos queda claro que la cuestión de la relación entre la religión con la política tiene sus raíces en la historia de comienzos del Islam. Por lo tanto, figurarse que esta cuestión fue un asunto reciente que llevó a que los sabios se introdujeran en el ámbito de la política en la historia contemporánea, no es más que una suposición.[11] Esta suposición surgió de la intransigencia y un análisis de los sucesos históricos basado en presunciones, a las que estas personas se proponen llegar de antemano. Si limitan el envío de los profetas, sobre la base de su propia expectativa de la religión, a Dios y al Más Allá, naturalmente habrán analizado la historia del Islam de acuerdo a esa misma expectativa, y por fuerza llegarán a resultados similares. En realidad, la pauta para juzgar no es la imparcialidad científica sino que la pauta de este análisis es el empirismo y el humanismo que tienen raíces en la cultura occidental y es incompatible con lo que fue el proceder de los musulmanes a lo largo de la historia. En el área teórica, los intelectuales musulmanes pusieron atención a diferentes tópicos como la necesidad del gobierno y las características del liderazgo político. Estas cuestiones fueron analizadas en los diversos ámbitos de las ciencias islámicas, desde diferentes puntos de vista. A lo largo de la Jurisprudencia, el Sheij Al-Mufîd, el Sheij At-Tûsî, ‘Al·lâmah Al-Hil·lî y otros sabios jurisprudentes, trataron reiteradas veces las temáticas sobre el gobierno islámico. En el área de la filosofía, Al-Farâbî, Avicena, Joÿah Nasîr-ud Dîn At-Tûsî, y en Teología, Gnosis y el resto de las ciencias islámicas, grandes sabios lo trataron correspondientemente.

Todo esto se debió a que desde la perspectiva de los sabios religiosos, la política se consideraba dentro de la jurisdicción de su especialidad. A este respecto, es suficiente con que hagamos un repaso general al libro “Sahîfe-ieh Nûr”, que contiene las declaraciones del Imam Jomeini (r.a.). Las declaraciones del Imam (r.a.), este gran sabio, son una amalgama de sabiduría, jurisprudencia, filosofía, moral y política. Este asunto nos indica lo arraigada que está la política en las diferentes ciencias islámicas, y a veces sus análisis son desde el enfoque de la Filosofía, a veces desde el enfoque de la Jurisprudencia, y otras desde el enfoque de la Moral y la Gnosis.[12] En realidad, él es el extracto y expresión práctica de las diferentes ciencias islámicas y se valió de las diversas disciplinas islámicas al esclarecer las cuestiones políticas del Islam.

3. La situación actual: La Revolución Islámica surgió con el fuerte respaldo del pensamiento islámico y valiéndose de la razón del envío del Profeta (s.a.w.), del Imamato de los Imames, y sobre la base de la teoría de la Wilâiah o potestad de los sabios que reúnen las condiciones cuya Wilâiah es un destello de aquella del Profeta y los Imames. A pesar de esto, algunas personas, con el objetivo de deslucir los valores de la Revolución, intentan hacer tambalear y alterar este respaldo intelectual. Debido a ello, han concentrado en esta dirección gran parte de las propagandas tanto dentro como fuera del país. Uno de los medios de comunicación extranjeros manifestó lo siguiente a este respecto:

El Islam es la religión de la sabiduría y no un sistema gubernamental. El Profeta (s.a.w.) no fue enviado para presentar un método de gobierno.[13]

Otro de estos medios de comunicación propagandistas sugiere que la era de la religión ya ha pasado y que se debe administrar la sociedad sobre la base del conocimiento tomado de la cultura de Occidente.[14]

Intentar menoscabar la imagen del sistema islámico para impedir la exportación de la revolución, infundir desesperanza y desaliento, inculcar que el Islam es ineficiente para administrar los asuntos de la sociedad, alegar la falta de libertad, la dominación del despotismo, y atacar al pilar de la Wilâiah del sabio jurisprudente religioso, lo cual se considera el fundamento de la filosofía política de la Revolución, se cuentan entre los ejes que han fijado en su agenda los enemigos para logar sus objetivos. Este asunto ocurre en tanto el enemigo ha visto con estupefacción y consternación el milagro de la Revolución que se dio a la luz del Islam. De hecho, la Revolución Islámica fue el milagro del Islam. Debido a ello, los enemigos de la Revolución no ocultan su rencor y temor respecto del verdadero Islam que se ha manifestado por la paridad entre la religión y la política. Un escritor occidental, al clasificar a los musulmanes, considera que la susceptibilidad de Occidente es respecto a los musulmanes que explican el Corán y el Hadîz en forma política, social y moral. Él alega que no se debe abrigar ningún tipo de temor ni preocupación por los musulmanes, y que solo se debe tener cuidado de aquellos que entienden el Islam dentro de una estructura de marcos políticos y sociales. Él considera que el Islam político nació con el acontecimiento de la Revolución Islámica que fue el resultado de los esfuerzos del líder de la Revolución y el sacrificio de los musulmanes iraníes.[15]

B) Fuentes islámicas:

Por medio de consultar los textos y fuentes religiosas se pueden obtener las líneas generales del pensamiento político del Islam. Algunos de estos ejes en las fuentes islámicas son: la necesidad de la soberanía divina: «…el juicio no es sino de Dios…»;[16] el poder emana de Dios: «Por cierto que consolidamos su poder en la Tierra y le proporcionamos la clave de todo»;[17] necesidad de la ley y de la legalidad en la sociedad; dar importancia a los asuntos de los musulmanes; establecer la equidad y la justicia social; ordenar lo bueno y prohibir lo malo; el arbitrio de la verdad, la independencia y rechazar la dominación de los foráneos; libertades legítimas, consolidación de la seguridad, la lucha contra la opresión, procurar la dignidad; ser amigo de los amigos de Dios y desentenderse de los enemigos de Dios; etc.

C) Los ámbitos del pensamiento islámico

Según la definición de “religión” que dimos, si consideramos que la religión está conformada por tres ámbitos: la doctrina, las normas prácticas y la moral, la política tiene una seria presencia en todos estos ámbitos.

El sistema doctrinal del Islam, comenzando con el Tauhîd hasta la Profecía y la Resurrección, está entrelazado con la política. La expansión del Monoteísmo en la sociedad y las implicancias del señorío legislativo, requieren de la soberanía política y el hecho de evitar al tirano. Al momento del envío del Profeta (s.a.w.), “No hay divinidad sino Dios” fue el primer eslogan del Islam, el cual, al mismo tiempo que hacía referencia al Tauhîd, también contenía un significado político. Es por ello que su anunciación en aquella atmósfera politeísta de La Meca horrorizó a los incrédulos. El resultado inevitable de creer en el Tauhîd y actuar y esforzarse para difundirlo en la sociedad, es que la autoridad recaiga sobre los monoteístas apasionados que se esfuerzan de parte de Dios a fin de hacer reinar los valores monoteístas y expandirlos en la sociedad.

La Profecía y el Imamato forman parte también de los principios doctrinales que se relacionan con el liderazgo de la sociedad. Estos dos principios indican la importancia del liderazgo e Imamato en la sociedad islámica. La creencia en la Resurrección también habla de un ideal que la sociedad se propone obtener a la luz de una correcta administración, y muestra el vínculo entre este mundo y el otro y entre la materia y el espíritu. La propagación de los valores en la sociedad y la implementación de pautas de superación y perfeccionamiento de la sociedad deben ser acordes al ideal y en aras de aproximarse a él.

El sistema legal y las ramas de la religión también están repletos de cuestiones políticas. Desde el primer capítulo de los libros sobre jurisprudencia, que trata de “la Purificación”, hasta el último de los capítulos de los mismos, todos comprenden cuestiones políticas. Algunos de los capítulos de la Jurisprudencia tratan específicamente sobre las cuestiones políticas y la administración de la sociedad, como el juicio legal, el combate, los resarcimientos (o indemnización que se paga por hechos de sangre), encomendar lo bueno y prohibir lo malo, y otros, se relacionan a las cuestiones políticas en forma directa. La inclusión de algunas cuestiones políticas en algunos capítulos de la Jurisprudencia es a tal punto que no es factible ejecutarlas y actuar en base a ellas sin la conformación de un gobierno islámico. Este asunto indica la necesidad imperiosa de establecer un gobierno islámico para la ejecución de las normas divinas.

Algunos puntos:

La estabilidad de la religión y la variabilidad de la política

Desde el punto de vista de los que alegan la separación entre la religión y la política, la religión posee fundamentos estables y firmes; sin embargo, la política es un asunto dinámico y transitorio, y la religión inmutable no es capaz de dar respuesta a las necesidades humanas variables.

En respuesta a este alegato se debe decir que la religión concuerda con las necesidades innatas del ser humano y que sus principios estables y constantes concuerdan con las necesidades estables del ser humano. Y si bien, con el paso del tiempo, estas necesidades encuentran diferentes formas y manifestaciones diferentes, siempre disponen de una fuente y origen estable. Dijo el Imam Jomeini (r.a.) a este respecto:

[Se dice que] la política y la conducción de la sociedad en base a criterios del intelecto, la justicia, la equidad y cientos de nociones semejantes, son cosas que pasan de moda con el paso del tiempo a lo largo de la historia de la humanidad y la vida social. Este alegato es como si se dijera: las leyes racionales y las matemáticas en el presente siglo deben cambiar, y deben ser reemplazadas por otras reglas.[18]

Además, la religión, aparte de los principios y normas estables e inquebrantables, abarca las normas variables, y el jurisprudente religioso especialista en el Islam, en cada época, da respuesta a las cuestiones nuevas y variables de la sociedad islámica respaldándose en las fuentes islámicas y en los principios y preceptos de la religión. El secreto de la perpetuidad y permanencia del Islam radica en el hecho de que el Islam responde a las problemáticas de cada época con la ayuda de los principios y preceptos estables y teniendo en cuenta los factores de tiempo y lugar. La razón por la que el gobernante de la sociedad islámica debe ser especialista en religión se halla en este mismo punto.

De lo que dijimos se desprende que el propósito de introducir la religión en la política no es que tenga un juicio respecto a todos los detalles de las cuestiones políticas, sino delegar este asunto al especialista en religión y al jurisprudente religioso para que en cada época extraiga el juicio de los detalles por medio de aferrarse a los principios y preceptos generales que el Legislador ha explicado.

La sacralidad de la religión y las intrigas de la política

Los que alegan la separación de la religión de la política dicen: La religión está compuesta por principios y conceptos sagrados, en tanto que la política está entremezclada con el engaño y la astucia. Por lo tanto, no se puede reunir a ambas. Antes dijimos que el hecho de considerar intrigante a la política fue tomado de la cultura contemporánea de occidente que tiene sus raíces en los pensamientos maquiavélicos y en los malos antecedentes de los gobernantes despóticos a lo largo de la historia. En el pensamiento islámico, la política también es un asunto sagrado, y el hecho de dedicarse a las cuestiones políticas y dar importancia a los asuntos de la sociedad de los musulmanes se considera la mayor adoración. Dijo el Profeta del Islam (s.a.w.) a este respecto:

«مَنْ اَصْبَحَ وَلَمْ يُهْتَمَّ بِاُمُورِ الْمُسلِمين فَلَيْسَ بِمُسْلِم».

“Quien amanece y no se preocupa por los asuntos de los musulmanes, no es musulmán”.[19]

Incompatibilidad de la política con la sacralidad de los sabios religiosos

Los que alegan la separación de la religión de la política, para inculcar esta falacia, dicen: La política no es compatible con la sacralidad de los religiosos. Para proteger su sacralidad y personalidad los religiosos no deben tratar con cuestiones mundanales. En la historia contemporánea, este alegato fue explicado de diversas formas. A principios del movimiento islámico el Imam Jomeini (r.a.) se refirió a este asunto de la siguiente manera:

Que digan: uno, es una persona santa, uno es una persona buena y educada, uno es una persona que si incluso le llevan su petróleo, no dice nada, sino que dice: “¡Que lo lleven! Pertenece al mundo, y ¿qué valor tiene el mundo?”.[20]

¿Acaso el hecho de proteger la sacralidad de los sabios religiosos está en que no se inmiscuyan en el ámbito político y social, lo cual se considera parte de los asuntos de la misión del Profeta (s.a.w.)? ¿Acaso el significado de taquâ (la piedad) es que la persona se recluya y aísle, y no dé importancia a las cuestiones sociales? ¿O acaso taquâ es que una persona se forme a sí misma en el contexto de la sociedad? Lamentablemente estas ambigüedades surgen de comparar al Islam con el Cristianismo y la Iglesia. En el Islam el monacato y el aislamiento son desdeñables y censurados, y el musulmán debe interesarse por las cuestiones de la sociedad islámica: “Quien escuche a una persona clamando: “¡Oh musulmanes!” Y no le responda, no es musulmán”.

En épocas de la dinastía de los Qayar y luego en épocas de los Pahlavi, los intelectuales occidentalizados, con el objeto de alcanzar el espejismo del progreso, presentaron la teoría del “El Islam sin los religiosos”. El propósito de sugerir estas palabras era que ellos se habían percatado de que a lo largo de la historia, los religiosos habían sido el único respaldo fuerte de la oprimida nación, y habían defendido la independencia y al cuerpo de la sociedad. Naturalmente, enfrentarse a la religión y propagar los oropeles de la cultura de occidente requiere que en primer lugar que se elimine de escena a la clase religiosa. Por ello vemos que las obras de Malcom Jân, Tâlebûf, Taqî Zâdeh, Furûghî y otros occidentalizados, están repletas de ataques contra el clero.

Después de la victoria de la Revolución, esta cuestión tomó otras dimensiones y fue presentada en atuendos aparentemente académicos. Por parte de algunos alegadores del conocimiento y la educación, se planteó la teoría de “administración académica frente a administración jurídica”, y se consideró al desarrollo y al florecimiento dependientes del dominio de la administración académica, ignorando que en épocas del gobierno de Rezâ Jân, la sociedad estuvo regida en base a la administración académica. La eliminación del sistema judicial anterior, el establecimiento de altos centros de estudio en este período, y el trato violento a los sabios religiosos, todos estuvieron basados en la sustitución de una administración originada de la Jurisprudencia y del Islam. El sistema judicial fue tomado de países extranjeros y fue aplicado, y a lo largo de veinte años los individuos de la sociedad vieron sus resultados. El segundo de los Pahlavi también, con el objetivo de llegar al portal de la gran civilización, no trajo otra cosa a la sociedad excepto atraso, humillación y dependencia a los extranjeros. La Revolución Islámica fue un movimiento para combatir la occidentalización y el dominio de una cultura que tenía raíces en occidente y era ajena al Islam.

Nosotros sostenemos que entre el conocimiento y la religión no hay confrontación, y si algunos perciben una confrontación, ésta surge de la confrontación del conocimiento secular con el conocimiento religioso. Tal conocimiento tiene raíces en la cultura occidental y su implementación y aplicación finalmente culmina en la dependencia y la eliminación de la religión. Una sociedad que se sustenta en la religión, debe ser administrada sobre las bases de los valores islámicos. Es imperioso que las autoridades de la sociedad islámica estén familiarizadas con las ciencias humanistas sobre la base de la definición que el Islam hace del ser humano. Cuanto más amplia sea la jurisdicción de administración en la sociedad islámica, en esa misma medida el conocimiento y la información deben ser mayores. Por supuesto, es natural que en los casos detallados y especializados, la autoridad de la sociedad islámica recurra a consultores especializados, tal como hoy los líderes de las sociedades toman a su servicio consultorías y diversos consultores en cada rama.

Debido a que en el pensamiento religioso no hay conflicto entre el conocimiento y la religión, entre la administración académica y la jurídica tampoco hay conflicto, y la administración jurídica en la sociedad islámica, fundamentada en la definición que el Islam hace del ser humano, se esfuerza por buscar directrices para hacer que la sociedad avance hacia sus ideales y los disponga como base de su accionar. En palabras del Imam Jomeini (r.a.):

El gobierno, a los ojos de un verdadero sabio religioso versado en jurisprudencia, consiste en la filosofía práctica de todo el Fiqh (Jurisprudencia) en todos los aspectos de la vida de la humanidad, y es capaz de solucionar los problemas sociales, políticos, militares y culturales. El Fiqh es la teoría verdadera y completa de la administración del ser humano desde la cuna hasta la tumba… Todo el temor de los arrogantes es por esta cuestión, que el Fiqh y el Iÿtihâd (o deducción de las normas de la jurisprudencia religiosa) encuentren un terreno concreto y práctico, y hagan surgir en los musulmanes el poder de confrontación.[21]

C:\Users\Public\Documents\revista-02\politica-manos.jpg

  1. En alusión a las palabras del Imam Jomeini (r.a.) en las que expone el “Islam americano”.
  2. “El Profeta es quien esclarece para la gente la conveniencia de su vida en este mundo y en el otro como parte de los Principios y Ramas de la Religión en base a lo que implica la consideración de Dios de guiar a la gente hacia su felicidad”. Ver: Al-Mizân, t. 2, p. 34.
  3. Ver: Muhammad Taqî Misbâh, La sociedad y la historia desde el punto de vista del Corán, pp. 415-419.
  4. Sahîfe-ieh Nûr, t. 2, p. 122.
  5. Sahîfe-ieh Nûr, t. 13, p. 121.
  6. Sura an-Nisâ’; 4: 141.
  7. Sura al-Munâfiqûn; 63: 8.
  8. Sura an-Nisâ’; 4: 105.
  9. Sura an-Nisâ’; 4: 59.
  10. Sahîfe-ieh Nûr, t. 20, p. 159.
  11. Mahdî Bâzargân, Dios y el Más Allá, el propósito del envío de los profetas, p. 17.
  12. Seîied ‘Alî Qâderî, Imam Jomeinî en los 5 ámbitos del conocimiento político, la Revolución Islámica y sus raíces, p. 168.
  13. CNN, con fecha 2/8/1996, transmitido de uno de los elementos contrarios a la Revolución.
  14. Radio del régimen sionista, con fecha 25/8/1998.
  15. Tomado de la opinión de Ingemar Charleston, Revista de la Oficina de Investigaciones Islámicas, impreso por el Ministerio de Relaciones Exteriores, con fecha en el mes de Ordivehesht del año 1377, p. 67.
  16. Sura al-An’âm; 6: 57.
  17. Sura al-Kahf; 18: 84.
  18. Ver: Testamento político-religioso de Imam Jomeini (r.a.), artículo 2.
  19. Tuhaf al-‘Uqûl, p. 56.
  20. Sahîfe-ieh Nûr, t. 9, p. 182.
  21. Transmitido del mensaje de Imam Jomeinî (r.a.) a las escuelas académico-religiosas con fecha 22/2/1989 que fue publicado bajo el título de “La declaración de los allegados a las escuelas religiosas”.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *